De un gran estadio se ha pasado a una rústica portería de rugby. Lo que hace el poder de la piqueta. En los últimos días, las máquinas han logrado demoler, por fin, el estadio Vicente Calderón, templo de los socios y además sufridores del Atlético de Madrid, que ya hace tiempo se cambió de barrio.
Lo que queda es además de un desierto de recuerdos son montones de arena, amasijo de escombros y muchos coches que continúan su marcha por la eventual M-30. La grada cubierta ya ha pasado a mejor o peor vida, nunca se sabe.
Queda una especie de rústica portería de rugby, por decir algo, y ya los paseantes por el parque de Madrid-río se paran para inmortalizar un terreno árido, donde un día hubo un gran campo de fúrbol, pero ahora los goles los mete el Atlético en otra zona de Madrid. Del Calderón al Metropolitano. Toda una vida para muchos atléticos.
Adiós...
Foto Somosasín.
Foto Somosasín.
Foto Somosasín.
Foto Somosasín.
Foto Somosasín.
Foto Somosasín.
Foto Somosasín.
Foto Somosasín.
Foto Somosasín.
Foto Somosasín.
Foto Somosasín.
Foto Somosasín.
Foto Somosasín.
Foto Somosasín.
Foto Somosasín.
Foto Somosasín.
Foto Somosasín.
Foto Somosasín.