Foto Somosasín
La figura del Afilador orensano, encarnado por Rafael Dorado, un manitas de lujo, fue una de las atracciones principales en el desfile de Bandas y Grupos de Gaítas, de las Fiestas del Monte.
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Tijeras, paraguas y toda clase de utensilios para arreglar. Un oficio, en extinción. Eran otros tiempos y muchos paseantes se parararon para hablar con Rafa. Delante, el Grupo de Gaiteros de la 3ª edad, bien formado, abrió una marcha, que cada año pide a voces un poquiño de orden, sobre todo en los grupos de baile.
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El desfile vovió a ser una pasarela viviente del traje gallego. Paisanos y paisanas se pusieron sus mejores galas para este evento.
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Hay que tener estilazo para llevar sombrero y tocar con gusto la pandereta.
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Abriendo fila como siempre, en la Bandera Negra, estuvo Tino Baz, cantautor guardés de lujo. A la gaíta.
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No puede haber barreras ni limitaciones para tocar el bombo. Chapeau.
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Mau Mau es la segunda banda en desfilar, en cuanto a la antiguedad.
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Y en el escuadrón blaquiazul, siempre están y estarán Ana Cholito y su marido, Roberto Castro.
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De amarillo y blanco, otra banda, formada como muchas, con juventud a pleno.
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Cada banda lleva su departamento propio de sostenimiento. En este caso, un barquito pequeño, con ruedas. Mejor que una nevera portátil.
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Por colorido que no quede. Otra banda, con sección de mantenimiento.
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Como es lógico y natural, no podía faltar en el desfile la presencia del grupo de gaítas de Trebón dos Xidos.
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Mucho equilibrio y sentimiento para portar el pan de esa manera.
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En la banda necgra, duelo entre cajas. A sonar lo más fuerte posible.
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Tampoco podía faltar, como cada año, el descapotable que abre el defile, engalanado con la bandera guardesa.
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Hasta las gafas del Afilador las ha hecho el propio Rafa. Ha tenido mucha vista para recordar este personaje tradicional gallego, en el desfile.