Sobre la desembocadura del río Miño. No se mueve. Quieto. Vigila desde las alturas, a punto de rasgar las nubes, aunque cuando estuvimos el cielo azul brillaba en un día excelente.
Es la efigie de un ciervo, altivo, en la localidad portuguesa de Vilanova de Cerveira, fronteriza con la villa española de Goyán. Muchas curvas para llegar a la cima, en lo alto de un pico. Un ciervo majestuoso, casi, casi retador. Contempla para que la naturaleza siga su curso, igual que el río Miño.
Imágenes bellas que se quedan atrapadas en la retina del viajero. Hasta los ciclistas se atreven a subir al lado del ciervo, sin tener en cuenta que la fatiga puede pasar luego factura. Se ven las líneas del Miño que une España con Portugal.
Disfruta de estas imágenes.
Foto Somosasín.
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