Sobre todo en estas Navidades, la gente, que afluía por el centro de Madrid, ha tenido la oportunidad de contemplar lo que se entiende por música ubana. Otros menos refinados la definen como música de calle.
H sido en el centro de la gran manzana madrileña. Andabas por cualquier sitio y te encontrabas, artistas callejeros, sin ánimo despectivo, rodeados de improvisados espectadores que podían ver un espectculo de flamenco, o algunos virtuosos del violín, o un grupo musical cantando a Sabina, a pleno púlmom y cara al sol.
Un deleite para la vista y un regalo para el oído. Todo gratis como el respirar. Alguno se agachaban para depositar unas monedas, en agradecimiento a esos minutos exentos de problemas y de politiqueos. Un "gracias" por parte del músico urbano y una sonrisa complice por el que había depositado unos centimillos de nada.
Con una trompet a los paseantes. a; con una guitarra; con un violín o con la gargana, simplemente, el músico callejero alegra la vida. Gracias por haberos escuchado. Do, re, mi, fa. sol...
Cultura es.
Foto Soosasín.
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