Acanor Novás y Viveros Herol confraternizaron a mesa y mantel, antes del partido entre ambos clubes. En buena sintonía, ambas aficiones, brindaron, cantaron y disfrutaron de esta unión entre dos pueblos separados por muchos kilómetros, pero que el balonmano les ha unido.
Hermanos de sangre y para siempre.
Enhorabuena a los dos clubes.